jueves, 3 de diciembre de 2015

Linfadenopatía en axila

A puntito de finalizar la semana, muy contenta con el día de hoy, pero al mismo tiempo me siento un poco culpable, ya que, se que no debemos implicarnos demasiado con los pacientes y no cogerle cariño. Pero hoy me ha sido imposible, me he saltado las normas con el corazón. He conocido a Lulú una joven de 25 años, un poco tímida, que a lo largo de la mañana se ha ido soltando como si de una amiga se tratase. 


Generalmente, en nuestra área de cirugía abundan los pacientes mayores de 40 años, y escasean los menores.
Lulú está ingresada desde las 15:00 de la tarde del día 2/12/15, va a ser operada por una linfadenopatía en axila o tumoración axilar. Conozco a mi paciente pasando el control como todas las mañanas y la noto muy nerviosa e inquieta. Es un tercer quirófano de la mañana, es decir, bajará sobre las 10:30-11:00, sino hay ningún contratiempo con los primeras y segundas intervenciones, (es tal el nerviosismo y la inquietud que a las 8:15 se asea y está preparadísima por si no le da tiempo).

Poco a poco en mis momentos libres y los pases por las habitaciones mientras hago las curas de su compañera de cuarto (es compartido y hay dos señoras más) pues aprovecho para preguntar cómo está, si se encuentra bien, si tiene alguna pregunta, y entonces ahí se desata. En primer lugar, me pregunta como curiosidad cual es el significado de los distintos colores de los uniformes (blanco el nuestro, amarillo, amarillo mas oscurillo, azul) yo amablemente le explico, y se muestra sorprendida sobretodo por la destreza con la que trabajo siendo alumna como le he dicho. 
Al fin, llega el celador para llevarla a quirófano, Lulú se despide de mi cariñosamente, con ganas de que todo vaya bien.

Al día siguiente pasando controles, veo a Lulú, se encuentra cansada, pero bien, no presenta dolor ni requiere analgesia. A la espera del pase de visita con el médico mi joven paciente deambula sin problema por el pasillo de la unidad. Una vez vista por su cirujano Lulú se va de alta al día siguiente.
Realizamos la cura de la herida (con SSF=Suero salino fisiológico y betadine), no es demasiado extensa, asimismo a ella le impresiona bastante y refiere que no quiere tocarla ni observarla demasiado.
Le damos el alta de enfermería y sus correspondientes recomendaciones para la cura de la herida quirúrgica. Finalmente Lulú se va contenta y me agradece lo mucho que la he tranquilizado antes de la intervención.

A continuación, dejo una fotografía de un ejemplo de la cicatriz que le quedará a Lulú,






No hay comentarios:

Publicar un comentario