La infección urinaria es causada por bacterias que ingresan en la uretra y de ahí a la vejiga. De mayor gravedad clínica es cuando ésta asciende hasta los riñones. Por tanto la infección puede producirse en diferentes puntos del tracto urinario ; vejiga, riñones, uréteres y en la uretra.
Dependiendo de su localización la infección recibe diferentes definiciones ; La cistitis es la cuando la infección se encuentra en la vejiga, la pielonefritis cuando es en uno o en ambos riñones o uretritis cuando es la infección del conducto que lleva la orina desde la vejiga hacia el exterior.
Por su anatomía, las mujeres son más propensas a sufrir este tipo de infecciones, ya que su uretra es más corta y más cercana al ano. Por lo que el riesgo de contaminación es mayor.
También existen ciertas enfermedades que aumentan el riesgo de padecerla ; la diabetes, enfermedades mentales que afectan al cuidado e higiene personal, tener la próstata agrandada o uretra estrecha, litiasis renal o incontinencia intestinal. También favorece su aparición ciertas condiciones, como la sedestación por un periodo largo de tiempo, tener una sonda vesical o durante el embarazo.
Subrayo la sonda vesical porque es un cuidado específico de nuestra profesión, la enfermería, y una buena praxis es definitiva y muy importante. Recomiendo leer la entrada del 1 de diciembre; "Sondaje vesical. Poner y quitar" de Ángela Troncoso.
Los síntomas de una infección vesical son:
1) orina turbia o con sangre
2) olor fuerte o fétido
3) puede aparecer febrícula
4) dolor o ardor al orinar (síntoma característica de la cistitis)
5) presión o calambres en la parte inferior del abdomen o en la espalda
6) necesidad imperitiva de orinar, aumentando la frecuencia.
Cuando la infección asciende a los riñones nos encontramos con los siguientes síntomas:
1) escalofríos y temblores.
2) sudoración nocturna.
3) fatiga y malestar general.
4) fiebre alta (por encima de 38º).
5) dolor intercostal o inguinal.
6) rubor, tumefacción y rojez en la piel.
7) náuseas y vómitos.
8) intenso dolor abdominal.
Destacar que es frecuente en personas mayores desorientarse durante su ingreso en el hospital debido a la infección urinaria. Es un signo característico, y hay que estar pendiente de ello, una vez que es tratado, desparece la confusión en los pacientes.
La prueba diagnóstica más sencilla y eficaz es el análisis de orina, cuando hallamos un aumento en los leucocitos en orina nos orienta a pensar en la infección.
Muchas veces en la atención primarias utilizan el kit de tiras reacctivas, se dan los resultados en pocos minutos, recogiendo una muestra de orina e introduciendo un isopo en ella, dependiendo del cambio o no de colores y guiándonos por unos resultados ya marcados, sabremos si hay presencia alta, moderada, baja o ausencia de leucocitos.
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El médico decidirá el tratamiento en base a la gravedad de la infección,
El tratamiento pautado para infecciones leves de vejiga son los antibióticos. Varía de los 3 días recomendados en las mujeres, a los 7 días recomendados en hombres. Cuando existe algún factor agravante, como es el caso de los diabéticos o embarazadas, la duración oscila entre los 7 y los 14 días. Es muy importante seguir todas las pautas y finalizar el tratamiento, aunque los síntomas desaparezcan antes. Esto irá acompañado de un aumento en la ingesta de agua.
En el caso de infecciones renales, se suele recomendar ingresar al paciente, ya que el tratmiento consistirá en administrarle los antibióticos y sueros por vía intravenosa. Observar evolución y prevenir secuelas o complicaciones derivadas de ello, como puede ser la insuficiencia renal aguda o sepsis.
Como siempre nos repiten nuestros profesores en la Universidad de enfermería de Santiago de Compostela, el mejor tratamiento siempre es la prevención, y en este caso para evitar contraer una infección urinaria es aconsejable llevar una vida y dieta equilibrada, con una ingesta de agua diaria de 1,5 litros aproximadamente y cuidar mucho la higiene, sobretodo las mujeres.
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