domingo, 29 de noviembre de 2015

Laparocele

Hoy le dedico mi entrada a una paciente especial, que lleva conmigo desde mi primer día en el hospital y ya van 10 días. Su nombre es Laura y tiene unos antecedentes llamativos, hace 5 años tuvo un tumor en la lengua y solo diez meses después una neoplasia de colon.
Actualmente, está ingresada en mi planta de cirugía por un laparocele también llamada hernia, que  sale por un punto de la pared abdominal.

A continuación, expongo una fotografía en la que se puede apreciar perfectamente como afecta la hernia al tejido, perforando la pared abdominal.


Laura tiene 55 años y su preocupación es evidente. Su recuperación es lenta, ya que, ha sido una intervención con cirugía abierta siendo las cicatrices más grandes que en cirugía laparoscópica, por lo tanto más complicadas de curar.
La paciente presenta dos drenajes a cada lado del abdomen que se vacían todos los días y se cuantifica el líquido expulsado, ya que, es importante para observar como avanza el progreso de la herida interna.
Este tipo de procedimiento requiere unas recomendaciones las cuales son:
  1. Importante el reposo durante unos días.
  2. Evitar realizar grandes esfuerzos.
  3. Tomar alimentos ricos en fibra y de esta manera ausentar el estreñimiento.
  4. Utilizar una faja y curas compresivas para ayudar a cicatrizar.
A pesar de cumplir todas estos consejos, Laura sufre dolor abdominal y un fuerte pánico a realizar el acto de defecar, ya que le aterroriza que al hacer esfuerzo la herida se agriete.
Yo como enfermera intento tranqyuilizarla y hacerla comprender que tomando alimentos ricos en fibra y una dieta blanda no tendrá ningún problema en la expulsión de las heces. Asismismo, informo al médico de lo que está pasando y le receta Duphalac que es un laxante que ablanda las heces para facilitar en tránsito intestinal. Pero esa noche mi paciente sufre una leve diarrea, se retira el laxante y se administra únicamente dieta blanda y fibra.

Al cabo de unos días retiro las grapas (pero no todas, la mitad alternando "una si, una no"), Le realizo las curas como todos los días y retiro uno de los dos drenajes por orden médica.  
Laura avanza espectacularmente bien, ya que, su intervención requería mayor tiempo de recuperación, Laura se va para su domicilio pendiente de quitar un drenaje y las grapas restantes.
A continuación muestro una fotografía de una intervención similar a la de mi paciente, donde se puede apreciar la herida quirúrgica con las grapas y los drenajes al fondo de la imagen.







A fin de cuentas, es peor el remedio que la enfermedad.

Hoy vengo a hablaros de Juan, un chico de 20 años ingresado en la unidad de neurocirugía del CHUS. Un chico lleno de vitalidad que desde pequeño lleva luchando contra un tumor cerebral. Como aún era poco lo que tenía encima sufrió numerosas infecciones, numerosas bacterias se acercaron a el. Prácticamente acabaron con el. Lo que llevó  a que se aislara, sin poder salir de su habitación, 4 meses ingresado, en la cama si apenas poder moverse.
Una de esas bacterias es la Klebsiella pneumoniae, una bacteria resistente a la mayoría de los antibióticos. Estos agravaron aún más el estado de Juan, le provocaron fallos renales, hepáticos... Entre unas cosas y otras la vida de Juan, con solo 20 años, estaba casi acabada, pero Juan luchó con las pocas fuerzas que le quedaban y después de dos semanas SE RECUPERÓ. Uno de los pequeños milagros de la medicina, cuando hace a penas un par de semanas no le daban esperanzas de vida, hoy está recuperado.

Os preguntareis porque siempre os hablo de tumores cerebrales, pues bien, es prácticamente  lo único que observo día a día en mi unidad de prácticas. Triste pero cierto. 
Por suerte, la mayoría de estos tumores son benignos como el Schwannoma o el meningioma que os expliqué en mis entradas anteriores. 

Aquí os dejo un gráfico en el que se observan los numerosos tumores cerebrales y los respectivos porcentajes.