martes, 8 de diciembre de 2015

¡Cuidado, punción lumbar!

La punción lumbar es un procedimiento que consiste en la extracción de una muestra de líquido cefalorraquídeo mediante la punción con una aguja en la columna lumbar. El líquido cefalorraquídeo es incoloro y su función es proporcionar nutrientes y actuar como protector del cerebro y de la médula espinal (o sistema nervioso central). Se realiza con el fin de detectar o tratar enfermedades mediante el análisis de la cantidad de glóbulos blancos, la concentración de glucosa, las proteínas y la presencia de bacterias. La mayoría de punciones lumbares se realizan para detectar meningitis, pero también permiten determinar si se ha producido una hemorragia cerebral y algunas afecciones del sistema nervioso como el síndrome de Guillain-Barré y la esclerosis múltiple. En cuanto al procedimiento, el paciente se coloca acostado sobre un lado con la espalda curvada para que los espacios entre las vértebras adyacentes sean lo más amplios posibles. Esto permite que el médico encuentre fácilmente el espacio comprendido entre las vértebras de la zona lumbar inferior(donde introducirá la aguja), concretamente se efectúa en los espacios L3-L4 o L4-L5.
Así pues, se desinfecta la zona de punción con povidona yodada con movimientos circulares de dentro hacia fuera, más o menos con unos 40 cm de diámetro y se espera dos minutos.  Se efectúa una pequeña punción a través de la piel de la zona lumbar y la aguja que se introduce entre las vértebras es fina y su longitud varía en función del tamaño del paciente. Tiene un centro hueco, en el cual hay un "estilete", otro tipo de aguja fina que actúa como tapón. Cuando se introduce la aguja en la zona lumbar inferior, se retira el estilete con mucho cuidado, lo que permite que el líquido cefalorraquídeo penetre en los tubos de recolección. Tras extraer la muestra de líquido cefalorraquídeo (lo que suele durar de dos a cinco minutos), se retira la aguja y se coloca una pequeña venda sobre el área de punción. La muestra extraída se envía al laboratorio para que la analicen.

Tras la punción el paciente deberá permanecer totalmente acostado boca arriba sobre su espalda durante dos horas y se deberán vigilar sus constantes vitales cada ocho horas durante las primeras veinticuatro horas.

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