En la entrada anterior os hablé de la HSA y las diferentes causas, pues en esta entrada os voy a hablar de una de las principales, el aneurisma.
Un aneurisma es una dilatación de un vaso sanguíneo provocada en una zona débil en la pared. Por lo tanto, un aneurisma cerebral es aquel que ocurre en un vaso sanguíneo del cerebro. Esta dilatación puede hacer presión sobre un nervio o tejido cerebral que lo rodea, en caso de romperse provocaría una hemorragia que puede darse en diferentes zonas, entre ellas el espacio subaracnoideo y provocarse una HSA.
La mayoría de los aneurismas están presentes desde el nacimiento aunque también pueden desarrollarse a lo largo de la vida.
Existen aneurismas que son asintomáticos, estos se detectarían al realizar una prueba de imagen en esa zona por otra razón. Si perdiese sangre inmediatamente provocaría un gran dolor de cabeza por muy pequeña que fuese la cantidad. Los síntomas son variados pero dependen de la localización, de si se rompe o no y sobre que parte ejerce presión en el cerebro.
En cuanto al tratamiento, un aneurisma puede tratarse con cirugía o mediante rayos, concretamente mediante una angiografía.
En caso de tratarse con cirugía se realizaría un clipaje, es decir, se colocarían grapas en la zona durante una intervención abierta.
Una angiografía puede utilizarse como prueba diagnóstica para estudiar el sistema vascular cerebral o con tratamiento, esta última puede ser de dos tipos:
- Embolización: es un procedimiento que consiste en la inserción de un material espiral (similar a una nana) en el aneurisma para que la sangre siga su curso. De esta forma el espiral se coagula y se evita la ruptura, por lo tanto, es necesaria una buena coagulación.
- Stent: se colocaría un muelle de forma que se aisla el aneurisma pero al mismo tiempo permite el paso de la sangre por dentro del muelle. Tras la colocación del stent los pacientes suelen tener tratamiento con heparina (anticoagulante).
Además os voy a incluir en esta entrada una serie de indicaciones que nos han explicado nuestras enfermeras sobre los cuidados y atenciones a los pacientes que realizaron una angiografía tanto sea diagnóstica como de tratamiento.
- Tras realizar una angiografía el paciente debe de estar en reposo 24 horas y con un vendaje compresivo.
- Durante la primera hora tras la intervención hay que mirar la tensión arterial y el pulso pedio cada 15 minutos. Concretamente hay que observar que ambos pulsos pedios estén regulares.
- Durante las dos horas siguientes se realizaría los mismos procedimientos pero durante 30 minutos.
- Finalmente durante las cuatro horas siguientes se realizaría cada hora.
Esta exploración exhaustiva es simplemente por precaución, porque en caso de que se produjese una hemorragia en la zona de la intervención se detectaría a tiempo.
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